Las viñas en O Lousedo/Pesqueiras y en Belesar ya empiezan a amarillear y a desnudarse preparándose para los días fríos y las noches de lunas piratas. El año que viene, estas viñas y otras, entre aleluyas de silencios y música de agua del Miño, volverán a sonreír en sus hojas y darán -seguro y otra vez- un buen vino para seguir celebrando la vida.
Pepe Rebolo
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| Santiago Saiz |

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